Hoy tengo un día reflexivo y a propósito de un sentimiento personal, les traigo esta entrada crítica respecto a Netflix y al mundo del click en el que vivimos.
Todos estamos de acuerdo en que Netflix es, en los últimos tiempos, la plataforma digital por excelencia. Como les dije anteriormente, estoy en una etapa de policiales, así que leo novelas negras y también veo series. Me enganché con la remake de Hawai Five-0 y estuve todas las vacaciones de invierno en pijama, frente a la computadora esperando quince segundos entre un capítulo y otro.
Por desgracia, Netflix solo tiene hasta la temporada seis, así que tuve que bajar la siete y aunque les parezca mentira, no mantuve el mismo ritmo que tenía mientras lo miraba en Netflix. Mientras cerraba un capítulo y abría el otro, me colgaba en Twitter un rato, chequeaba el mail y miraba mi inicio de Facebook esperando algo fantástico que nunca llegaba. Entre un capítulo y otro me distraje, cosa que no me pasaba con Netflix.
Ayer, mientras cenaba con mi familia y mirábamos la televisión abierta, casi me viene un ataque de ansiedad en el corte comercial. ¿Por qué demoraba tanto? ¿Eran realmente necesaria tanta publicidad? ¿Diez minutos de espera? ¿Diez? Me levanté y volví a la computadora a esperar que algo fantástico apareciera en el inicio de Facebook. Y entonces me di cuenta… buscaba la inmediatez, buscaba todo procesado y listo para consumir, buscaba un «ya» que me satisficiera y me asqueé por unos segundos.
Netflix está al servicio de la hipermodernidad. Este es un concepto acuñado por Gilles Lipovetsky, un filósofo francés, en su libro Los tiempos hipermodernos. Allí, el filósofo menciona que a partir de los noventa dejamos de vivir en la posmodernidad y entramos, sin lugar a dudas, en la hipermodernidad que se traduce en hipercapitalismo, hiperindividualismo, hiperpotencia, hiperterrorismo, hiperrealismo, hipercomunicaciones, hiperrentabilidad, hipermercado, hiperplacer. Una de las características de esa hipermodernidad es la inmediatez.
Durante la modernidad la historia, la vida tenía un pasado, un presente y un futuro, pero esa premisa cambia con la hipermodernidad y rompe ese continum. Ahora, el pasado y el futuro son absolutamente prescindibles y nos centramos en el presente, que es lo único seguro que tenemos. Dice el propio Lipovetsky se disuelven la confianza y la fe en el futuro, ya nadie cree en el porvenir radiante de la revolución y el progreso, la gente quiere vivir enseguida, aquí y ahora, conservarse joven y no ya forjar el hombre nuevo (2002: 9).
Sin embargo, Livotesky no es el único filósofo que aborda el tema. La temporalidad para Zygmunt Bauman está vinculada con la desaparición del largo plazo, la vida se vuelve básicamente presente, sin proyección. Lo más importante en la posmodernidad (es el término que él utiliza para estos tiempos en los que vivimos, a diferencia del filósofo francés) es sin duda el instante, el aquí y el ahora. La clara línea que desarrollaba la modernidad hacia el futuro se ha roto, transformándose en un supuesto frágil. El pasado también pierde solidez ante la tiranía e inmensidad del presente.
Esa inmediatez da lugar a la cultura de la urgencia. Esto se traduce, en una lógica de mercado, en que todo es descartable y rápidamente sustituible, desde los objetos hasta nosotros mismos. Esa urgencia, a su vez, genera impaciencia, porque no estoy dispuesta a esperar más tiempo del necesario para adquirir tal o cual producto, porque no estoy dispuesta a esperar el bondi más de cinco minutos, porque no estoy dispuesta a esperar al próximo capítulo de Game of Thrones y por eso me dedico a buscar spoilers por doquier porque necesito saber y lo necesito ya. Netflix lo entiende, Netflix lo sabe y lo usa a su favor.
Aquello de esperar una semana para ver qué pasa con nuestros personajes favoritos ya no corre, esa deliciosa tensión ya no aparece. Al menos en Netflix, por supuesto, porque HBO y las demás cadenas norteamericanas continúan con la antigua lógica, pero así les va. Menos HBO, porque es HBO y la calidad de sus series es muy superior, las demás cadenas se ven superadas por Netflix y están perdiendo el partido por goleada.
Las series son ahora grandes películas. Cualquier serie de Netflix tiene la producción y la calidad de una película hollywoodense. Las series son, entonces, películas de 13 horas que se ven de un tirón, porque nadie pausa una película, ¿cierto? Si nos ponemos a pensar, ya no nos recuerdan qué fue lo que pasó en capítulos anteriores porque lo tenemos muy fresco en la memoria, ¡si lo vimos hace unos minutos!
Algunas cifras que impactan, para que veamos la fuerza que tienen las series en el mercado: en 2015 la cifra de series realizadas en Estados Unidos alcanzó un nuevo récord: 409 dramas, comedias y miniseries fueron desarrollados por las cadenas de televisión abierta, por cable y plataformas. La cifra marca un crecimiento del 9% respecto a 2014, año en el que se desarrollaron 376 series; y un incremento de 94% si comparamos la cifra con 2009, que contó con 211 series producidas. En diciembre de 2015 Netflix llegó a los 75 millones de miembros en todo el mundo: está presente en 190 países y el año pasado sus usuarios pasaron 42.500 millones de horas viendo películas y series.
Netflix lo sabe. Netflix sabe que nos pasamos un fin de semana entero viendo los trece capítulos de Jessica Jones, Netflix sabe que también vamos a mirar los trece capítulos de The Defenders, Netflix sabe que necesitamos, que queremos esa inmediatez. No queremos esperar.
Pero esperar, niños, es sano. Esa inmediatez no siempre va a ser retribuida. Sí, Netflix va a tardar quince segundos en darte el próximo capítulo, pero vas a tardar más de quince segundos en conseguir un trabajo después de graduarte y ciertamente vas a tardar más de quince segundos en comprar una casa o un auto. La inmediatez a la que estamos acostumbrados, a la larga, nos lleva a la frustración. Estamos tan acostumbrados a recibir todo ahora, que es inevitable sentirse frustrado cuando no lo recibimos.
Pienso mucho en mis alumnos al escribir esto. Los chiquitos están acostumbrados a recibir todo procesado, desde Netflix hasta la forma en la que aprenden y no, hay que hacérselos difícil y pausado porque los estoy preparando para la vida, más allá de la Historia, y en la vida no hay nada inmediato.
Como les digo siempre: la paciencia es un don. La espera es sana, así que los invito, o más bien los desafío, a esperar un rato entre capítulo y capítulo, porque la inmediatez no es más que el resultado de la hipermodernidad en la que vivimos y, cuando menos, tenemos que ser un poco críticos con el mundo en el que vivimos.
Hombre a ver ni una cosa ni otra, tampoco es normal que te pongas a cenar viendo la tele y acabes de cenar y aun no hayan vuelto de la publicidad, esque o se pasan o no llegan.
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Las publicidades acá son un poco largas y sí, tal vez he exagerado un poco, pero realmente me impacienté ante la espera, acostumbrada a la inmediatez de Netflix. Me asusté un poco.
Gracias por comentar!!
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Me ha gustado mucho tu post , aunque hay cosas que comparto y otras que no tanto al verdad.
A mí Netflix me encanta , porque me acerca a un montón de documentales que antes no tendrías tan fácilmente.
En lo que respecta a las series , Netflix si que te sube capítulos por semana como antes , pero sólo lo hace con sus series. El resto de series , las sube por temporadas enteras. Por eso hay series , que dices joe no suben nunca capítulos..porque hasta que no esté acabada la temporada no la suben..
Pero lo dicho , me ha gustado tu entrada ; asi que , a seguir así , que lo bonito está en conocer lo que piensa cada uno.
Un besiñooooooo
MaRiNa
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Gracias por tu comentario, Marina! Como todo en la vida, tiene sus pros y sus contras. Acá hablo de las contras solo porque me gusta criticar, pero es también cierto que tiene muchas ventajas como las que mencionas de los documentales.
Tenés total razón respecto a las series de Netflix, pero solo son algunas. Por ejemplo Shadowhunters la suben semana a semana, pero Jessica Jones o Daredevil suben la temporada entera. No sé cuál es el criterio para subir la temporada entera o no.
Un abrazo!
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Leyendo sus comentarios les cuento el criterio. Las series originales de Netflix (Daredevil, House of Cards, Stranger Things, etc) suben todos los capítulos a la vez.
Las otras series «originales» (Better Call Saul, Shadowhunters, Scream, etc) no son series originales. Estas son series hechas por otro canal pero que Netflix tiene la distinción exclusiva en nuestro territorio. Es por esto que las suben semana a semana, porque Netflix no produce estas series sino que sólo las distribuye (en Estados Unidos estas series se ven en la televisión común y corriente no en Netflix).
Excelente post!
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