John Le Carré – El jardinero fiel

Mi Santo Dios. Sí, una forma un poco diferente de empezar una reseña pero es que… mi Santo Dios,  ¡qué buen libro! El jardinero Fiel de John Le Carré es otro libro de la colección de novelas negras del diario El País y debo confesar que cuando lo tomé del estante no deba ni un peso por él. De hecho, me convencí que debía leerlo porque tenía en la portada a Ralph Fiennes, por lo que deduje que debía haber una película, e inmediatamente supuse que un actor de su condición no se hubiese interesado en un guion mediocre y que, por tanto, el libro debía ser bueno. Sí, hice toda esa asociación mental. Y gracias a Ralph por aparecer en la portada fue que leí este libro y ¡menos mal que lo hice!

El jardinero fiel nos cuenta el periplo por el que atraviesa Justin Quayle, un diplomático inglés destinado en la embajada de Nairobi, Kenia, tras el asesinato de su esposa Tessa. De profesión abogada, Tessa encuentra su pasión ayudando a los más necesitados  en África y es en una de esas misiones humanitarias en que es asesinada. Junto a ella viajaba un respetuoso y atractivo médico que trabajaba para una ONG, pero que ha desaparecido. No encontraron su cuerpo junto al de Tessa, por lo que todo parece apuntar que fue un crimen pasional y que Arnold, el médico, es el culpable.

El asesinato de la esposa de un diplomático trae problemas bastante grandes en la embajada y por un tiempo Justin tiene que esconderse, tanto de sus amigos como de la prensa, que acosa su casa las veinticuatro horas en busca de una declaración. Por otro lado, la policía keniata no avanza demasiado en la investigación y tampoco parece tener interés en hacerlo. Los superiores de Justin, Sandy Woodrow y Sir Bernand Pellegrin están convencidos de que el diplomático dejará la investigación en manos del Scotland Yard, pero están equivocados. Justin, profundamente enamorado de su esposa, sabe que ella sería incapaz de engañarlo y aunque era consciente del hecho que Tessa y Arnold guardaban secretos, nunca pensó que Arnold fuese capaz de semejante brutalidad. De modo que, decidido a descubrir qué fue lo que pasó con su esposa, se embarca en una investigación que lo lleva por Inglaterra, Alemania, Canadá y de vuelta a Kenia.

Hasta acá, confieso que pensé que sería una novela de intrigas en la que, al final del camino, Justin descubriría que su mujer no era lo que pensaba y que efectivamente lo había estado engañando con el buen médico. Pero no, Justin sabía exactamente quién era su esposa. El verdadero motivo por el cual Tessa fue asesinada tiene que ver con una investigación que estaba llevando a cabo junto a Arnold. La investigación tiene que ver con un medicamento contra la tuberculosis que está siendo probado en la población de Kenia pero que no está dando buenos resultados, puesto que está poniendo en riesgo la vida de muchas personas. Tessa y Arnold comenzaron a molestar a las personas equivocadas y tuvieron que desaparecer.

Y este es el momento en que el libro me sorprende. Por varios motivos: para empezar, porque no lo vi venir y luego por la crítica que contiene. Justin se mete de lleno en el mundo de la industria farmacéutica, de las relaciones internacionales y de la injusticia con la que tienen que vivir todos los africanos. Punto a John por poner sobre la mesa un tema que muchos tienen olvidado. De verdad, estoy fascinada por este libro porque lo encontré absolutamente real.

No puedo evitar sacar a relucir a mi alter ego histórico. Desde el imperialismo del siglo XIX, los africanos son personas de segunda categoría. Para empezar, son negros y todos sabemos que los negros son inferiores a los blancos y, para seguir, son tan tontos que no pueden notar ni siquiera lo que tienen delante de sus narices por lo que pueden ser absolutamente explotados. Por favor, noten la ironía en mis palabras. Desde luego no es lo que yo pienso, pero ciertamente es lo que piensa muchísima gente.

En este marco de dominación, porque seamos honestos, aun libre e independiente, África sigue bajo el yugo de las grandes potencias, las grandes multinacionales se aprovechan de los conflictos locales para sacar beneficios económicos. En el caso de este libro, que Le Carré explora de manera brillante, la industria farmacéutica es la culpable. Han dejado caer en África un medicamento contra la tuberculosis que aún está en pruebas y que tiene efectos secundarios bastante malos, pero el dios beneficio (tal y como un personaje menciona) es mucho más fuerte que la perfección científica de la fórmula. La compañía farmacéutica maquilla las pruebas, hace desaparecer pacientes, soborna científicos y políticos.

Pero no tiene que ver sólo con eso, que ya es bastante malo de por sí, sino con el hecho de que África es el depósito de todos los medicamentos que no están aprobados en Europa y Estados Unidos. De nuevo, los negros son inferiores y no nos importa darles nuestras sobras defectuosas. De nuevo, por favor, capten mi ironía. Y esas afirmaciones no son cosas de Le Carré, porque he leído artículos al respecto que respaldan sus dichos. La industria farmacéutica deja caer en África los medicamentos «viejos» y con esto me refiero a aquellas medicinas que fueron reemplazadas por mejores fórmulas. Al regalarlas, no solo están ahorrando bastante dinero en almacenamiento sino que, además, obtienen muchísimo dinero en deducciones de impuestos.

Volvamos al libro por un segundo. La creadora de la fórmula descubre la cantidad de efectos secundarios negativos que tiene y muy, muy rápidamente comienza a perder crédito en la academia científica. No publican sus artículos, la echan de la universidad en la que trabaja, pero van mucho más allá… vigilan sus movimientos, pinchan las ruedas de su auto. Honestamente no conozco nada acerca de la industria farmacéutica, pero ni por un segundo dudo que esto sea mentira. Sí, entiendo que se trata de una novela, pero cuando miles de millones de dólares están en juego una simple empresa farmacéutica se puede transformar rápidamente en la familia Corleone.

Si me lo permiten, quiero compartir un par de frases del libro que dejan más que claro el fin de la compañía farmacéutica que aquí aparece. El auténtico problema es triple. Problema número uno: los efectos secundarios se ocultan deliberadamente en interés de los beneficios económicos. Problema número dos: las comunidades más pobres del mundo son utilizadas como conejillos de Indias por las naciones más ricas. Problema número tres: la intimidación por parte de las compañías impide el debate científico de estos problemas.

Unas cuantas líneas atrás dije que África estaba dominada por las potencias, pero no es cierto y uno de los personajes del libro nos lo deja muy claro: ¿Te crees que son los países los que hacen funcionar este jodido mundo? Pues vuélvete a las clases de catequesis. Lo que se entona hoy en día es «Dios salve a nuestra multinacional». Las multinacionales dominan África. Las multinacionales, en realidad, dominan el mundo.

La temática y la crítica dura no es lo único brillante de este libro. Los personajes son magníficos, sobre todo Tessa y Justin, una pareja completamente diferente entre sí pero que se complementan de manera muy tierna. Él, diplomático de pura cepa, es un hombre de escritorio, completamente feliz con la vida que lleva y que sólo sacará su lado activo y luchador tras la muerte de su esposa. Ella, por otro lado, es una luchadora nata, seguidora de sus ideales hasta las últimas consecuencias, no le importa embarrarse en el barrio más marginal de Kenia siempre y cuando pueda ayudar a alguien, incapaz de hacer la mirada a un lado ante una injusticia.

A su alrededor oscilan una cantidad de personajes, desde enfermos, otros diplomáticos, trabajadores de distintas ONG´s, grandes ejecutivos de grandes empresas farmacéuticas y Le Carré en ningún momento descuida a cada uno de ellos. Todos son tratados con cuidado, imprimiéndoles una historia, una forma de entender la vida, una lealtad a la que aferrarse. Honestamente, por momentos, el libro me hacía preguntarme cuánto había de ficción en esos personajes y cuánto de ellos era cierto.  Estoy segura que habrá empleados de grandes empresas, farmacéuticas o no, que se dejan llevar por el dinero y dejan de lado la salud o el bienestar de las personas; estoy segura que habrá diplomáticos que siguen la cadena de mando sin cuestionar la moralidad de una sola orden; habrá trabajadores arrepentidos que no hablaron antes y dejaron morir a miles de personas; habrá trabajadores que no hablan porque están asustados.

De nuevo, El jardinero fiel me pareció un libro sublime. Lo recomiendo al cien por cien. Me hizo pensar, me hizo reflexionar, me hizo enojar… Le Carré deja un mensaje poco esperanzador, directamente relacionado a la visión ácida del mundo que deja ver en la novela, en el que los más poderosos seguirán manteniendo su cuota de poder y por muchas Tessa Quayle que aparezcan no serán las suficientes como para cambiar el status quo. Le doy cinco estrellas de cinco a este libro, solamente porque no puedo darle diez de diez.

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4 comentarios sobre “John Le Carré – El jardinero fiel

  1. Magnífica reseña. ^^

    A mí el libro me decepcionó un poco porque ya conocía la historia: antes de leer el libro había visto la película varias veces y me atrevería a decir que es una de mis películas favoritas. El tema que trata es, efectivamente, duro y real como pocos, y se hace de una manera tan explícita que da miedo. Por eso, cuando leí el libro no me impactó tanto, porque ya sabía a lo que me enfrentaba, pero en cualquier caso es una muy buena historia.

    Si no la has visto, te recomiendo la película, es una muy buena adaptación de la novela y seguro que la disfrutas mucho.

    ¡Un saludo!

    Le gusta a 1 persona

    1. Primero que nada, muchas gracias por comentar. Me alegro mucho que te haya gustado la reseña.
      Como dije, me imaginé que había una película porque Ralph Fiennes estaba en la tapa, pero todavía no la he visto. Está dentro de mis pendientes inmediatos porque realmente el libro me encantó. Claro, entiendo que una película sobre esta temática puede sorprender y emocionar mucho más que el libro por un mero hecho audiovisual, así que entiendo que el libro te haya decepcionado un poco.
      Tal vez cuando vea la película haga una reseña al respecto. Ya te contaré.
      ¡Un abrazo!

      Le gusta a 1 persona

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