Nora Roberts – Al atardecer

¡Gracias, Nora! Por este tipo de libros fue que me hice una lectora fiel y Nora Roberts terminó convirtiéndose en uno de mis escritoras preferidas. El último libro que había leído de ella fue Tesoros ocultos, reseñado aquí, y aunque el libro me gustó, le encontré cantidad de situaciones poco propias de la autora, sobre todo el modo en que el hombre era quien siempre salvaba las papas del horno. Sin embargo, en Al atardecer, Nora nos regala una novela romántica preciosa, con personajes femeninos muy fuertes, una ambientación preciosa y un thriller bastante interesante.

Es un libro un poco difícil de reseñar, así que ténganme paciencia. Ya en el prólogo nos damos cuenta que, en realidad, este libro esconde algo más que una historia de amor, porque nos encontramos con Alice Bodine, quién después de dos o tres años malviviendo en California, regresa a su casa en Montana, de donde se había escapado el día del casamiento de su hermana. Camino al rancho y haciendo dedo, Alice es secuestrada.

El comienzo del libro propiamente dicho sucede en la actualidad, lo que da cuenta del paso del tiempo desde un acontecimiento a otro. El rancho y resort Bodine, situado en Montana, Estados Unidos, además de ser una empresa familiar de larga data, es un lugar increíble para los turistas. Administrado por Bodine Longbow y hogar de cuatro generaciones de mujeres espectaculares, el rancho es lo que le da sentido a toda esta novela y, si quieren, es tan importante como cualquier personaje.

En medio de su rutina diaria agobiante y exigente, aparece Callen Skinner, el mejor amigo de su hermano mayor, que había partido a California cuando ella todavía era una niña y que regresa a su hogar para quedarse. Por supuesto, Bodine había tenido un fuerte enamoramiento por Callen cuando tenía quince años, pero nunca llegó a nada porque, para empezar, él tenía dieciocho, ella era la hermana de su mejor amigo y porque, al poco tiempo, se fue de Montana. Callen vuelve con Atardecer, un caballo espectacular que, al igual que el propio rancho, se convierte en un personaje más de la novela.

En medio de la vida diaria del resort y del rancho y de los tira y afloje entre Bodine y Callen, una mañana camino al resort, encuentran un cadáver en la nieve. La policía sospecha de Callen, sobre todo cuando se suma un segundo asesinato al poco tiempo, porque todo el asunto comenzó, curiosamente, cuando él volvió al rancho. Sin embargo, Bo confía en él. Aun así, su mundo y también el de su familia se sacude con fuerza cuando, en medio de una carretera y parcialmente congelada, aparece Alice, desaparecida hace veinticinco años.

Hasta ahí con la trama. Comprenderán que en realidad no les conté mucho, pero creo que deben descubrir la historia por ustedes mismos, si es que se animan a leerla. Es un libro que me gustó mucho porque es una mezcla perfecta entre un thriller y una novela de romance. De hecho, me hizo acordar mucho a otros libros de la autora, sobre todo porque parecen una simbiosis, me refiero puntualmente a La testigo, reseñada aquí, y Traiciones, un libro también ambientado en un rancho.

Esta novela tiene que tener puntos extra por las mujeres empoderadas, fuertes e independientes. Las cuatro generaciones son espectaculares, desde Fancy, sus noventa años y sus remeras alusivas al feminismo, hasta Bodine, su fuerza de voluntad, su amabilidad y sus botas cómodas, pasando también por Cora, su abuela, una magnífica instructora y una madre dolida por la desaparición de su hija Alice.

Por supuesto, y como pueden imaginar, Alice es un personaje fundamental. En primer lugar porque a través de sus punto de vista conocemos su vida en cautiverio y la forma de pensar de su secuestrador, lo que convierte esos capítulos en partes bastante oscuras, sobre todo porque toca temas bastante complicados como la violencia física y psicológica, y el abuso. Pero también es un personaje fundamental porque también podemos presenciar de primera mano cómo va superando todos sus traumas, su adoctrinamiento y vuelve, veinticinco años después, a ser la misma Alice que volvía caminando hacia su casa.

Me gustó mucho, así como también me dio asco, el antagonista. Vamos a ver, me dio asco por las razones obvias, pero también me gustó mucho que incorporara un hombre con esas aspiraciones porque, para bien o para mal, son personas que existen y lo vemos todos los días. Además de ser un misógino abusador, era un fanático religioso, extremista blanco, homofóbico y un nacionalista enfurecido. Una bella combinación.

El desarrollo del romance entre Bo y Callen es algo lento y sencillo, lo que no le quita lo disfrutable. Harta de leer historias de abusos romantizados, es un placer leer una historia de amor real, colmada de respeto, admiración por el otro y auténtica igualdad. Me gusta, además, que Callen entienda que Bo es una mujer fuerte e independiente que no necesita de su ayuda para hacer las cosas y me gusta que se salve a sí misma sin que él tenga que hacerlo, como sucedía en Tesoros ocultos.

Por otro lado, por si el romance no fuese suficiente, tenemos la historia paralela de Chase, el hermano mayor de Bo, y Jessica, la directora de eventos del resort y me gustó mucho, no solo porque agregaba otra historia de amor, sino por los choques culturales que traía la pareja.

El estilo de Nora es ágil, ligero y suave de leer. Si a eso le sumamos una trama bien construida, unos personajes sólidos, mujeres que toman la historia en sus manos y una ambientación típica de la profundidad de Estados Unidos, con ranchos, caballos, rodeos y demás, Al atardecer se convierte en un libro ideal para leer en un fin de semana relajado al solcito que empieza a asomar. Cuatro estrellas de cinco para mi.

 

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