Después de un par de libros de romances, volvió el thriller, la violencia y la sangre en este blog y menos mal, porque tanto romance ya me estaba empalagando. Este es uno de los libros que compré allá por octubre cuando fui a la Feria Internacional del Libro de Montevideo y desde que lo adquirí supe que me iba a gustar.
Salvajes, escrito por Don Winslow y publicado en el 2010 por Grupo Planeta, nos cuenta la historia de Ben y Chon, dos californianos despreocupados que se dedican a la plantación de marihuana. Se conocieron en la playa de Laguna y a pesar de que eran muy distintos, de inmediato congeniaron, sobre todo porque les gustan las mismas cosas: el sexo, el voley y la droga. Bajo la firma premisa de que si uno trabaja de lo que le gusta no tendrá que trabajar nunca, terminan dándose cuenta que, entre las cosas que les gustan, la droga es el mejor negocio.
Ben, egresado de botánica en Berkley, entiende que la calidad del producto es clave para emprender un negocio próspero y lo mejor en marihuana proviene de una semilla llamada Viuda Negra que Chon, militar de Estados Unidos, no tardó en encontrar en una de sus misiones en Afganistán. Les ha ido muy bien y han estado juntando el dinero con carretilla, porque, si quieren, tienen el monopolio de la mejor marihuana, personalizada para cada cliente, de California.
El problema surge cuando el Cártel de Baja, del otro lado de la frontera, quiere su producto y su mercado, lo que los obligaría a perder la autonomía que han tenido hasta ese momento, porque responderían directamente ante la Reina, la jefa del Cártel. Sin embargo, ni Ben ni Chon están dispuestos a rendirles cuentas a nadie, por lo que Chon los manda a freír espárragos, con palabras más soeces, podrán imaginar.
Por supuesto, se figurarán que no es manera de dirigirse a un cártel de droga que, debo recordar, son violentos y algunos incluso disfrutan matando, así que la Reina toma la decisión de ir por el punto débil de los güeros, como les dicen. Ophelia, mejor conocida como O, o incluso Multi O, es la chica con la que Ben y Chon se acuestan. Sí, los dos. Tienen, si quieren, una relación poliamorosa. De modo que es el blanco perfecto para coaccionarlos y la única forma de evitar que le corten la cabeza, en un video muy educativo que le hacen llegar a los californianos, es que entren en el juego, trabajando para ellos o que paguen un rescate de veinte millones de dólares.
Lo que más me llamó la atención, por lejos, fue el modo en que estaba narrado. Para empezar, tiene una vertiginosidad brutal que, a la vez, se combina con una coloquialidad y un desenfado particular, que provoca en el lector la sensación de que le están contando un cuento o que, incluso, está viendo una película. No es raro que Oliver Stone haya llevado este libro al cine en el 2012.
Incluso, le llamó la atención la cantidad de lunfardo y palabras rioplatenses que encontré y supongo que eso se debe a que la traducción se hizo en Argentina. Palabras y expresiones como «cana», «pelotudo», «no me rompas las pelotas» hacen su aparición y aunque me desconcertaron en un primer momento, porque no me imaginaba ni remotamente a un estadounidense diciéndolas, me acercó mucho a la historia porque la sentí cercana.
Un modo de narrar tremendamente ágil a través de micro capítulos, algunos de no más de cuatro párrafo, conocemos el modo de ver la vida y transitar los problemas de nuestros tres protagonistas, O es tan curiosa como graciosa y Ben es, por lejos, mi preferido, aunque la violencia de Chon se me hizo atractiva. Sin embargo, también conocemos la vida de la Reina y de alguno de sus terratenientes, sobre todo de Lado, un hombre de familia, que se encarga de cortarles el césped a los estadounidenses, pero que tienen una vida paralela como matón del cártel.
Debo decir que, a priori, pensaba que sería otra novela en donde los malos son los narcotraficantes mexicanos, un tópico que me fastidia enormemente y, aunque en cierta forma es así, Don Winslow le aporta una complejidad bastante interesante a la trama que la enriquecen y la hacen mucho más interesante que la historia del narco mexicano malo.
De hecho, por momentos, me hizo acordar a Estokolmo de Gustavo Escanlar porque tiene esa vertiginosidad, pero también aborda la marginalidad de una manera bastante acertada. De cierta forma, Ben y Chon son parecidos al Chole, El Seba y Marcelo, en tanto viven y disfrutan de ese submundo de la delincuencia aunque, por supuesto, no se puede negar que Ben y Chon tienen una vida privilegiada en comparación porque, en última instancia, no son más que pequeñoburgueses que se han metido en un terreno escabroso.
Ese es precisamente otro de los puntos que el auto maneja de forma extraordinaria: la pobreza, la vida en frontera, la marginalidad de unos, el desprecio de otros y cómo algunos valen más que otros. Se encuentran cadáveres de mexicanos todo el tiempo en el desierto, pero no quiera que los estadounidenses se enteren que los cadáveres se amontonan en sus carreteras. Ese doble discurso, el modo en que se desprecia todo el tiempo a los mexicanos me pareció muy interesante y, honestamente, no pensé que el libro iba a tener una crítica tan clara. Ojo con esto, no es que Winslow se adentre en profundidad, pero lo menciona al pasar, con naturalidad, lo que lo hace más alevoso. En ese sentido, me pareció maravilloso.
Por último, me parece muy acertado su título porque involucra la otredad de una forma increíble porque, para unos y para otros, y con esto quiero decir tanto para Ben y para Chon como para la Reina y su cártel, los salvajes siempre son los otros. Lo cual es increíble porque, ni unos ni otros, pueden reconocer su propio salvajismo. Ese detalle me pareció magistral.
A saber, una lectura ágil e incluso cinematográfica, violenta y muy intensa sobre una realidad de drogas en la frontera entre Estados Unidos y México pero que, por lejos, se torna mucho más compleja de lo que puede parecer. Cuatro estrellas de cinco para mi.
Hola Agus, se lee interesante por varios aspectos que destacaste, la brevedad de los capítulos, la violencia incluso desde el lenguake, la narrativa cinematográfica pero no me llama la atención. Por lo menos no por ahora, sí tengo curiosidad con el de Escanlar.
Besos
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Lau, lee a Escanlar fue un descubrimiento de este año y la verdad es que lo recomiendo mucho. Creo que le vas a encontrar mucha cosa interesante.
Gracias por comentar. ¡Abrazo!
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