Petrona Viera y el planismo

¿Creen que puedan hacerme un favor? Cierren un momento los ojos y piensen cuantas pintoras, artistas mujeres conocen. Tómense un momento. ¿Cuántas fueron? ¿Dos, tres? No les voy a mentir, en mi caso no se me ocurrieron más de cuatro o cinco y me sentí mal por ello. En realidad, primero me sentí mal por no conocerlas y, casi de inmediato, me sentí enojada. Por eso en esta edición de #Mujeres2019, una iniciativa creada por Laura del blog Palabritas Ajenas y de la que pueden informarse aquí, creo pertinente hablar de pintoras.

Como mencioné en su momento en cuanto a las historiadoras, en una entrada de la edición pasada que pueden leer acá, la academia siempre fue masculina y en el caso particular del arte las mujeres, de hecho, tenían prohibida su entrada, pensando por ejemplo en las academias del siglo XVIII, porque se pintaban desnudos y no era algo que una mujer decente tuviera que ver. Sin embargo, la mujer ha irrumpido de todas formas en el mundo del del arte y desde el siglo XVII a la fecha, honestamente desconozco si existen pintoras previamente, la presencia de la mujer se ha hecho más y más notoria.

Quería dedicar la primera entrada de esta edición a una compatriota. María Petrona

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Niñas
Óleo sobre tela

Viera Garino, mejor conocida como Petrona Viera, nació en Montevideo el 24 de marzo de 1890. Sordomuda desde pequeña producto de una meningitis y según cuenta Raquel Pereda, biógrafa de Petrona Viera y estudiosa de su obra, la maestra lentamente le enseña a entender lo que se le dice, a reaprender los nombres de los objetos familiares, le enseña a pronunciar las palabras. Tarea larga cuyos resultados aparecen muy lentamente, pero Petrona aprende a entender, a hablar lo suficiente como para hacerse comprender por hermanos y padres (Pereda 1987:2).

En ese pasaje, Pereda añade que Petrona aprendió también a leer y escribir. Sin embargo, páginas después transcribe varios fragmentos de entrevistas que le hizo a sobrinos de Petrona, para reconstruir la historia de la pintora, y estos afirmaban que su tía apenas si llegaba a escribir frases de saludo, los nombres de sus cuadros, fechas y lugares. De ella no se conserva tampoco ningún escrito. Tenía afición por los libros de arte, los únicos que tenía consigo

A pesar de que no salía de su casa, mantenía una vida social activa puesto que la casa quinta de los Viera era un punto de visita para grandes figuras de la cultura y de la política. Su padre, Feliciano Viera, político y quien llegara a ser presidente en 1915, se trataba de un hombre culto, así como su madre, Carmen Garino.

A pesar de sus dificultades, Petrona supo a temprana edad cuál era su vocación, así que comenzó sus estudios artísticos cuando tenía dieciocho años. A pesar que no asistió a clases en el Círculo de Bellas Artes, una escuela que su propio padre impulsó, los profesores dictaban las lecciones en su casa de manera informal . En 1927 Feliciano, su padre, fallece, lo que sume la casa en la natural tristeza, pero lo cierto es que con la muerte desaparecen también todas las visitas y el dinero. Aun así la madre disponía mensualmente de un dinero que destinaba para las pinturas de su hija, que se pasaba las horas pintando en su taller, donde recibía con frecuencia la visita del maestro Laborde.

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Recreo
Óleo sobre tela

En 1923 comenzó a exponer en Montevideo, muy bien recibida por la crítica. A partir de ese año participará regularmente en otras exposiciones en su país. También expondrá en Buenos Aires (en 1931), y en París (en 1938). Los críticos de arte tienen su obra permanente en cuenta. La prensa escribía artículos sobre ella con frecuencia.

El planismo fue la corriente pictórica principal de aquellos años, que contribuyó a impulsar la etapa de modernización del arte uruguayo, y a la que Petrona se adhiere hasta 1943. En esta línea, la proyección de la docencia del Círculo de Bellas Artes es fundamental, así como la influencia de los jóvenes becados a Europa que retornaban al país. Hasta el momento primaba en el país un lenguaje pictórico mucho más tradicional, basado en la pintura académica, de representación tridimensional, producto del claro oscuro y el esfumado y, normalmente, con temas relacionados a la historia nacional.

Su formación comienza con Vicente Puig, pero se consolida con Guillermo Laborde. Tras su muerte, Petrona incursiona en otras técnicas como el grabado sobre madera y metal, óleos y acuarelas, apoyada por el pintor Guillermo Rodríguez. Esta etapa se prolongará hasta su muerte.

A finales de 1950 Petrona se encierra en su casa. Sigue pintando e imprimiendo sus grabados, pero con cada vez menos frecuencia. Sus trabajos de entonces, flores y pájaros, son hechos en formatos pequeños, y con técnica cada vez más libre, tendiendo a la abstracción.

En 1959 muere de cáncer una de sus hermanas, Luisa, quien durante toda su vida había

Dos-nias-oleo-sobre-tela
Dos niñas
Óleo sobre tela

sido la compañera de Petrona en sus salidas al exterior de la casa, su intérprete y amiga. Poco después se enferma Petrona, también de cáncer, pero no dice nada. Sólo cuando está ya muy avanzada la enfermedad y no puede seguir ocultando su dolencia se ve obligada a ir al médico, y es operada de urgencia. Apenas puede recuperarse, regresa a la casa, donde ordena sus cosas, destruye parte de su obra y clasifica el resto. Vivió todavía seis meses luego de su operación.  Fallece el 4 de octubre de 1960 a la edad de 65 años.

Así como el resto de los planistas, la obra de Petrona tiene colores puros, paletas luminosas, contornos determinados y, sobre todo, estructuras planas. Sin embargo, en cuanto a los temas, difiere de sus compañeros, puesto que prefirió pintar escenas de la vida cotidiana:  de su casa, de niños jugando y estudiando, de los sirvientes, del trabajo de sus hermanas con el tejido. Con el correr de los años, comenzó a pintar paisajes, en los que los planistas se destacan mucho más.

Los momentos duros que tuvo que transitar se reflejan en sus obras: desde la muerte de su padre y luego de su maestro y amigo Laborde, hasta la enfermedad de su hermana Luisa o el avance de su propia enfermedad que mantenía en secreto.

Su familia creía que sus pinturas eran una forma distinta de hablar, una forma de expresar lo que Petrona no podía decir con su voz. Muere el 4 de octubre de 1960.

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4 comentarios sobre “Petrona Viera y el planismo

  1. Me acuerdo que la pintura «Recreo» estaba en uno de los pasillos del liceo al que fui, pero ni idea de quién era. Me gustó mucho tu entrada, Agus!

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    1. Si, es un tema esto de las artistas mujeres porque es increíble lo poco que nos resuenan. Si me apuras puedo tirarte a la carrera diez pintores pero tuve que hacer un esfuerzo significativo para pensar en pintoras y eso ha dice mucho.
      Gracias por comentar. Abrazo

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