Una de las cosas que más disfruto de Harry Potter es que puede tener dos lecturas: una bien superficial, la lucha interminable entre el bien y el mal, que uno entiende sin grandes problemas cuando leyó la saga en la adolescencia y luego, ya creciditos, hay una lectura más profunda y política que se descubre con la adultez y es maravillosa.
Lo curioso es que, una vez se descubre el entramado político de la saga, es imposible ignorarlo y pretender que no existe, porque lo cierto es que lo carga de un sentido mucho más real y adulto y, en lo personal, lo disfruto mucho más. Así que para aquellos que reniegan de estas cosas, siento decírselos, pero Harry Potter también es político.
Si quieren, el fascismo y la ultraderecha aparece mucho antes de los acontecimientos que tienen lugar en la saga Harry Potter en tanto el antecedente más inmediato es el de Gellert Grindelwald, un mago tenebroso que tuvo su punto álgido durante la década de los 30 y 40 del siglo XX y que, a todas luces, es la contra parte mágica del nazismo de Adolf Hitler.
En este sentido, Voldemort no hace más que recoger el guante y replicar muchas de las maniobras, objetivos y propaganda de Gellert, lo que lo convertiría en un fascista 2.0. En cualquiera de los dos casos, las semejanzas que ambos líderes y la población que los rodea tiene con la Alemania nazi es brutal.
Empecemos por el principio, porque también es válido decir que Voldemort, el pilar central del fascismo en la saga, no es la encarnación de todos los males porque, en definitiva, él no aparece por sí mismo hasta el cuarto libro. Mientras Voldemort está intentando renacer, un poco como hizo Alemania después de la Primera Guerra Mundial (y si quieren podemos relacionar la derrota de Voldemort ante el bebé Harry con la derrota de Alemania durante la primera contienda mundial) o incluso como Hitler hizo luego de su estadía en prisión, el fascismo está representado en otros personajes de la saga: la familia Malfoy, Sanpe, Ignor Karkarov, Peter Pettegrew y Barty Crouch Jr.
Pero incluso hay otras figuras claramente fascistas que no tienen una relación directa con Voldemort y esa es, la no tan querida, Dolores Umbridge. Con su aparición en la Orden del Fénix, la buena de Dolores levanta las pasiones y el odio de cualquier persona que se considere medianamente normal. Amante del orden y la disciplina, el Ministerio la impone sobre Hogwarts como suma inquisidora para controlar que todo se haga bajo las órdenes y el procedimiento del Ministerio, no sea cosa que los estudiantes se contagian del libertinaje de Dumbledore. Más adelante nos meteremos en cómo el fascismo también se involucra en la educación. Lo cierto es que Dolores, recordando a aquellos funcionario fieles al régimen de Hitler, también se lleva una parte de la responsabilidad de todo el embrollo.
Ya establecimos la presencia de la política en la saga, y quiénes son los personajes que encarnan la ideología fascista. Ahora bien, metámonos de lleno en la relación entre el fascismo y Harry Potter. Para ello, creo pertinente establecer cuáles son sus características: totalitarismo, anticomunismo y anticapitalismo, autoritarismo y militarismo, nacionalismo, líder carismático, empleo de la propaganda y el terror y el racismo.
Tomando esto como puntapié inicial, hagamos un recorrido por cada punto y su presencia en la saga de Harry Potter. Comencemos por el totalitarismo. Esto implica que el gobierno interviene en cada aspecto de la sociedad, coartando la libertad de sus individuos y controlando las instituciones. En ese tipo de régimen, el individuo está subordinado plenamente al Estado que, se fundamentaba en la fuerza, la jerarquía y el liderazgo. En esta lógica, el partido oficial era la única organización política permitida, transformándolo entonces en un régimen de partido único.
El paralelismo es claro: Voldemort es el único en ostentar el poder y por eso todo aquel que mostrara ser contrario al régimen, dígase la Orden del Fénix, los estudiantes de Hogwarts, son atacados por los Mortífagos, que son los que hacen válido el mensaje de Voldemort. Esto se puede notar claramente en el mensaje que Voldemort hace llegar a los habitantes de Hogwarts: De ahora en adelante me obedeceréis solo a mí (…) ahora es el momento de que os pronunciéis, venid y uníos a nosotros o morid.
Sin embargo, mucho más que el partido, la característica por excelencia del totalitarismo es el control absoluto que ejerce sobre la población. Las libertades individuales estaban cercenadas y las de expresión absolutamente censuradas: pensemos en el miedo que tenían los magos de expresar su opinión, lo que se llama autocensura, y la forma en que Voldemort se infiltró en El Profeta que, en última instancia, terminó siendo su plataforma de prensa. Pero como dijimos, también se inmiscuye en la educación, imponiendo en un primer momento a Dolores Umbdrige en Hogwarts y muy luego a Snape como director y los hermanos Carrow como sus perros guardianes.
En cuanto al autoritarismo y el militarismo es bastante obvio que Voldemort le da mucha importancia al uso de la fuerza, que también utiliza como forma de legitimación, consiguiendo que los personajes no pronunciaran su nombre por miedo, por ejemplo. Maldiciones imperdonables, torturas, violaciones, asesinatos, mutilaciones… Voldemort y sus Mortífagos no se privaron de nada, incluso hay invasión a la privacidad mental a través de la legermancia. Dice el propio Snape: En el pasado, el Señor tenebroso gozaba invadiendo las mentes de sus víctimas, creando visiones designadas para torturarlos, hasta la locura. Solo después de extraerles el último exquisito grano de agonía, solo después de tenerlos literalmente suplicando su muerte, acababa con ellos. No hay mucho más por mencionar porque la relación es bastante obvia.
En cuanto al nacionalismo, Voldemort le da una vuelta de tuerca puesto que no defiende el mundo mágico como un territorio, no hay una identificación exacerbada con determinado país, más bien tiene que ver con una idea abstracta que igualmente debe ser defendida hasta las últimas consecuencias y ese es, por descontado, el racismo. Asimismo, tampoco parece tener intenciones de expansionismo, como sí tenía Gellert, con dominar Gran Bretaña se da por satisfecho.
La relación con el líder carismático es un poco compleja, porque Voldemort no parece un tipo carismático, al menos no en sus últimos tiempos, porque sí sabemos que durante su juventud en Hogwarts sabía captar la atención de sus profesores y sus compañeros con una buena dosis de encanto, pero ya hacia el final, o inclusive antes cuando se posiciona como mago oscuro, ya inspira mucho más miedo que el carisma que transmite.
Más allá de eso, sí es cierto que Voldemort sabe transmitir su mensaje al igual que Hitler sabía hacerlo y cualquiera de los dos lo hicieron a través de las emociones. Cualquiera de los dos mensajes se transmitían desde la irracionalidad: desde el miedo a nombrarlo hasta el odio que despierta por los «sangre sucia» apelando a un supuesto robo es puramente emocional y por fuera de una mente racional.
Al igual que Hitler, divide la sociedad mágica entre la élite y las masas: la élite no son más que los Mortífagos y los que tienen cargos altos en el Ministerio, que no serían otros que los militantes del Partido Nazi y, en segundo lugar, las masas no son otras que todas aquellas personas que están en su contra.
Si bien es cierto que no hay un culto al líder per se, porque después de todo Voldemort opera bajo las sombras, siendo el titiritero que mueve los hilos, también es cierto que esa élite, esos guerreros que lo siguen con fidelidad, sí le rinden culto como líder: por eso los Mortífagos usan títulos como «Mi Señor», «Señor Tenebroso».
El uso de la propaganda en la saga es tan claro y tan impresionante que es difícil no darse cuenta del aparato que hay detrás para impulsar determinada idea-fuerza. Joseph Goebbels logró transmitir esas ideas-fuerza durante la Alemania nazi con mucha efectividad y en Harry Potter, no solo Voldemort recoge el guante sino que JK nos regala un paralelismo tan claro como escalofriante. El ministro de propaganda nazi, realizó una serie de principios para dar a conocer sus ideas que en la saga se identificar sin mucha complicación. Hay una simplificación del enemigo, creando una cabeza de turco que será la cara visible. Aquí, por descontado, se establece que el enemigo único es Harry Potter. Esto va de la mano del principio de orquestación, mediante el cual montan todo una propaganda en contra de Harry, los sangre sucia y el peligro que suponen para aterrar a la población. El método de contagio consiste en contagiar el fanatismo, muchas veces a través del miedo: esto se ve claramente en la escena en la que Voldemort pasa su mensaje en los terrenos del colegio, expresando quien no está con él , está contra él. En otras ocasiones se ve también el silencio y la presión política que ejerce determinado político para que
no se hable de un tema o se desacredite otro, como hacía Cornelius Fudge cuando volvió Voldemort.
Pero luego hay otras cosas, como los folletos para difundir ideas racistas o la simbología que llena la saga. De la misma forma que la esvástica identifica al nazi, la marca tenebrosa identifica a los Mortífagos. Para profundizar sobre el tema, escribí un poco más en Mortífagos, ¿fanáticos o lacayos?. Y si quieren ir mucho más allá, incluso algunos dirían que la cicatriz en forma de rayo que Harry porta desde que Voldemort le lanzó la maldición asesina es increíblemente parecida al símbolo de la SS.
Por último, y creo que más obvio, es la presencia del racismo. Como sabemos, Hitler expresaba odio hacia los judíos principalmente, pero también hacia los negros, los gitanos y los homosexuales, es decir todo aquella persona que estuviese por fuera del concepto de raza aria que había construido. Voldemort, por su parte, desprecia a los «sangre sucia», es decir a los magos de origen muggles y también a los propios muggles que no portan magia. En cualquiera de los dos casos, ese otro es sujeto de persecusión y exterminio.
Ahora bien, si bien es cierto que Voldemort condensa toda la ideología racista y es quien la pone en práctica, irónicamente siendo él un mestizo, el racismo que se respiraba en las clases altas de la comunidad mágica tenía larga data, sobre todo me refiero a las familias de los Sagrados 28, las familias de sangre pura más ricas de Inglaterra, que puertas adentro practicaban un racismo claro. Del mismo modo sucedía en la sociedad alemana, Hitler es quien condensa toda una ideología racista que viene desde siglos atrás y quien la pone en práctica, pero el racismo en sí mismo ya existía.
Otra curiosa similitud entre Adolf y Voldemort es que, como dije antes, Voldemort defiende la sangre pura mientras que él es mestizo y Hitler defienda la raza aria, supuestamente típica de Alemania, cuando él era austríaco.
Pero conforme avanzan los libros, esta similitud se vuelve cada vez más escalofriante porque, al igual que en la Alemania Nazi, se comienza a identificar a los nacidos de muggles a través del Registro de Hijos de Muggles llevado a cabo por Dolores y, por supuesto, cuando la atmósfera se pone más oscura es cuando empiezan los asesinatos que, pueden relacionarse con la Solución Final, aunque ni de lejos tiene la maquinaria aceitada y perfeccionada que mostró la Alemania Nazi.
Si han llegado hasta acá, creo que pueden estar de acuerdo conmigo que Harry Potter está, como parece obvio, plagado de referencias históricas y políticas. Miren que se le puede criticar mucho a JK, pero nadie puede negar que con cierta maestría nos introdujo en los vericuetos de la ultraderecha y el nazismo sin que nos diéramos cuenta. Si quieren, en este sentido Harry Potter tiene un valor muy grande en cuanto a cantera de aprendizaje porque, mientras uno lee, queda bien claro dónde está el bien y dónde se encuentra el mal.
En definitiva, esta entrada no tuvo intenciones de clase magistral ni mucho menos, pero sí quiso iluminar las relaciones claras que tiene la política con nuestra saga preferida, sobre todo porque quise destacar que ni siquiera la saga más famosa de todos los tiempos es ascéptica.
Hola, preciosa. Flor de análisis te mandaste, felicitaciones. Y sí, probás tu punto muy bien.
Qué alegría que hayan vuelto estas entradas.
Un besote ♥
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Muchas gracias por leer y comentar. Estaba un poco insegura de volver, la verdad, así que gracias.
Abrazo
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Hola Agus! Aplaudo de pie esta entrada, no esperaba menos de vos siempre tan genial. En este tiempo de «influentes» tan asépticos, donde posicionarse parece un delito es un verdadero placer leerte.
Abrazo grande y que vengan más entradas como esta
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