No es mi primer encuentro con Elísabet Benavent (pueden culpar a Mel del blog La chica de rayas por eso), ni siquiera es la primera vez que reseño alguna de sus sagas y, definitivamente, no es la primera vez que sus libros no me terminan de convencer. Vamos a ver, no quiero decir que esta saga no me haya gustado, porque la realidad es que la disfruté, pero al terminar no me quedó esa sensación tan bonita en el pecho como sí me ha pasado con otros de sus libros. En mi opinión, me pareció una saga correcta que no sobresale entre sus obras pero fueron los libros que la catapultaron a la fama y, muy por seguro, serán leídos y releídos en estos tiempos porque próximamente se estrena la serie homónima.
La saga está compuesta por cuatro libros: En los los zapatos de Valeria, Valeria en el espejo, Valeria en blanco y negro y Valeria al desnudo. Ya les adelanto que, como suele suceder a veces, la saga no es pareja en cuanto a su calidad y que, si vamos al caso, creo que le sobra un libro. De nuevo, Silvia sigue encabezando el podio. Como en otras ocasiones, voy a reseñar la saga completa lo que no me permite hablar demasiado sobre la trama, así que apenas podré pincelar sobre qué va todo esto.
Como pueden imaginar, nuestra ocasional protagonista es Valeria, una mujer cercana a la treintena que, hace cosa de un año y medio, publicó un libro muy bien acogido por la crítica. Impulsada por el envión dejó su trabajo y se arriesgó a vivir de la literatura. Sin embargo, con la presión de la editorial respirándole en la nuca, Valeria no ha podido escribir más, ni siquiera una línea. Por un motivo u otro, la página en blanco la ha acompañado durante los meses que su cuenta bancaria se iba vaciando progresivamente. El bloqueo escritor es evidente, pero Valeria es una gran mentirosa, no solo con los otros sino también consigo misma, de modo que se pasa en pijama en su casa procurando y fingiendo escribir.
Prometámonos a nosotras mismas que jamás nos quedaremos con algo que no nos gusta por el mero hecho de que sea cómodo. —Todas asentimos—. Nos merecemos lo mejor y, sobre todo, nos merecemos creerlo.
Casada con Adrián, un fotógrafo bastante reputado, hace seis años nuestra protagonista se ve presa de la rutina y el sopor, no solo porque viven en un apartamento diminuto, sino porque su esposo está reacio desde hace algunos meses, por lo que el matrimonio está un poco tambaleante aunque ella insista en que todo está igual de maravilloso que siempre. Por fortuna, y como suele suceder en los libros de esta autora, nuestra protagonista tiene una red de contención fabulosa que son sus tres amigas.
De verdad, creo que disfruté muchísimo más las historias de las amigas que la de la propia Valeria. En este caso se trata de tres mujeres increíbles, diferentes y tan valiosas por las propias discrepancia que hacen que ese cuarteto que componen sea descollante. Lola fue, por lejos, lo mejor de esta saga. Divertida, sincera y con un desparpajo tremendo, Lola disfruta de sí misma y del sexo, sabiendo qué es lo que quiere y viviéndolo sin culpas o restricciones. Enamorada de su jefe, pero sufriendo una relación algo tóxica basada en el sexo, Lola se transforma en un vendaval imparable que me robó el corazón. Una mujer con carácter, sentido del humor y mucho empuje.
Carmen es la sensata, la de los buenos consejos y la que, de forma muy graciosa, le hace la vida imposible a su jefe. Se llevan como perros y gatos, realmente se odian y aunque en un principio pensé que aquello devendría en una historia de amor, el final que tiene es incluso más divertido. Sin embargo, su lugar de trabajo no es solo la fuente de sus dolores de cabeza sino donde reside su corazón, porque hay un compañero que le gusta mucho y por el que intentará, pese a todos los obstáculos, de obligarlo a caer en sus brazos.
Si no me preocupo por perseguir yo mi propia felicidad, no será ella la que me persiga a mí.
Nerea es difícil y entiendo por qué está ahí. Estructurada, conservadora, rígida, elegante y recatada, Nerea es lo que su madre le inculcó que sea y vive la vida que su madre cree que debe vivir. Es el personaje que más evoluciona a lo largo de la saga y me pareció muy bueno cómo la opinión del lector va cambiando respecto a ella a medida que empieza a darse cuenta cuál es el meollo de la vida.
Y por supuesto, está él. Porque sí, no crean que la historia de amor se desarrolla en una pareja con seis años de casados, más bien que no, ¿qué clase de libro de Beta Coqueta creen que es este? Arrastrada por Lola, obligada a vestir para infartar, Valeria sale a cenar con ella y un grupo de sus amigos, entre los que se encuentra Víctor. A todas luces, Victor es el machote de América, el hombre que puede sacarte la tanga solo con mirarte y, en definitiva, un rompe-corazones al que, como podrán imaginar, no le importa demasiado que Valeria esté casada.
A partir de ahí se arma un culebrón tremendo. ¿Qué decirles? La premisa del libro no es ninguna originalidad, porque después de todo, se trata de un triángulo amoroso, aunque no del tipo de triángulo que vimos en la trilogía Mi elección. Sin embargo, cada vez que me encuentro con esta autora valoro el hecho que en las novelas lo importante y lo que realmente trasciende no es lo que te cuentan, sino cómo lo hacen y en eso Beta Coqueta es la uno. Su modo de narrar es increíble. Con mucha facilidad y, lo que más me gusta, con palabras sencillas logra escenificar magia. Frases llenas de dolor, pureza, amor o incluso decepción, pero de cualquier modo, todas te quitan el aliento, porque se nota el cariño en las palabras, la entrega y el compromiso.
La belleza es una dictadura que acaba con el tiempo. Lo único que se puede hacer para retenerla es fotografiarla, porque queda como muerta sobre un papel. Pero nada más. Solo muerta en un papel.
Aún así, a pesar de que disfruté el viaje por el modo en que me lo iban narrando, en más de una ocasión se me hizo cuesta arriba porque ambos treintañeros parecían tener quince años. Sí, no puedo definirlo de otro modo más preciso. Tanto Valeria como Víctor tiene cantidad de momentos en los que la inseguridad los desborda, en la que van para atrás y para adelante una y otra vez, en los que se lastiman, lastiman a otros y vuelven a empezar. Se me hicieron insufribles.
Y además, por algún motivo que no comprendo, la saga se estira demasiado en esas ideas y venidas de ellos. Se me hizo difícil de tragar, en serio. Entiendo que en ese tira y afloje los lleva a crecer, a descubrirse a sí mismos, a aceptarse y qué se yo, pero se me hizo eterno. Incluso más aún cuando aparece una tercera rueda a complicarlo todo. A este punto, creo que Elísabet era muy nueva en todo este asunto, porque después de todo estos libros fueron su primera incursión en la literatura, de modo que por ese lado lo entiendo, pero no puedo dejar de mencionar que por momentos quería gritarles que sólo se sentaran a conversar de forma honesta.
Es un libro clásico de Beta Coqueta, no solo por la historia sino, sobre todo, por el modo de contarla. El estilo, al que nos tiene acostumbrados, es ligero, fresco, ágil y atrapante plagado de esos momentos maravillosos, chispeantes y divertidos. Es una saga que se lee en un par de días, de verdad que son adictivos, de esos libros que estás disfrutando al leer y que querés continuar en el siguiente tomo.
Todas las mujeres poseemos un tendón de Aquiles con pene que vaga por el mundo; algunas supongo que tendrán la suerte de no encontrárselo jamás.
En cuanto a la amistad entre las cuatro mujeres, sigue siendo un highlight y me parece fantástico el modo en que se apoyan, se acompañan y, a la vez, se silencian por miedo a los prejuicios de las demás. Las inseguridades y los miedos de todas se ponen sobre la mesa, lo que la convierte en una relación muy real. De verdad, la relación entre las cuatro fue lo que más disfruté. Y luego está el humor que, por supuesto. Los libros de esta mujer siempre tienen un toque de humor muy particular que disfruto mucho y que en ocasiones me saca unas cuantas carcajadas.
Sin embargo, tengo la misma pega de siempre: la historia está narrada en primera persona por Valeria, de modo que se me hace muy extraño y francamente molesto que desde la perspectiva de Valeria nos cuenten cómo Lola salta de cama en cama o cómo Carmen lidia con su jefe. Me choca cantidad y es una de las cosas que más me molestan de esta autora, que la verdad son pocas.
¿En conclusión? Aunque me duela, porque es una autora me gusta mucho, es una saga correcta y no mucho más. En mi opinión se nota que se trata de sus primeras armas por lo estirada que está la trama, por la cantidad de conflicto innecesarios y la falta de diálogo adulto entre sus protagonistas. A pesar de eso, esta saga tiene lo mejor de Beta Coqueta y a lo que nos va a acostumbrar en sus siguientes libros: humor, diálogos divertidos, estilo ágil y fresco, escenas que emocionan y desenlaces felices. Aún así, aunque el germen está ahí, no puedo ignorar lo tedioso que se me hicieron las ideas y vueltas infantiles de sus protagonistas, por eso es una saga de dos estrellas de cinco.
Hola, bella! Bueno, siempre es agridulce leer libros de nuestros autores favoritos que están bien pero no son del nivel que acostumbramos. Igual, como vos decís, fue el arranque. Gracias por tu reseña, voy a tener todo esto en cuenta si me da por leer esa saga ♥.
Un besote!
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