Primera vez que el Club de Lectura A quemarropa lee una escritora nacional y aunque es verdad que el libro no me maravilló, lo cierto que sí disfruté la experiencia de conocer a la autora. Para quienes no lo saben, A quemarropa está leyendo autores nacionales de forma bimestral y ha tenido la fortuna de poder conversar con cada escritor elegido y en lo personal, me gustó particularmente la charla con Mercedes Rosende.
Históricamente el género policial y el negro ha sido habitado por hombres y me parecía muy interesante abordar la charla desde una perspectiva de género y Mercedes entendió enseguida cuál era la intención y respondió en consecuencia. Mencionó anécdotas y algunos comentarios donde le hicieron sentir su peso de mujer y la verdad que no solo me pareció muy interesante sino que también me gustó mucho, no solo por su papel de mujer escritora sino por el papel que le da a la mujer en su libro.
Mujer equivocada es el principio de una saga de tres libros publicados hasta el momento, pero que vaticina un cuarto y, además, Mercedes Rosende tiene la fortuna de decir que sus libros han sido traducidos al francés, al alemán y no recuerdo si también al inglés. No me parece un detalle menor y por eso lo menciono. Aplausos para ella.
Les mencionaba que la autora y su género tienen repercusión en el papel porque, precisamente, la protagonista de este libro es una mujer y déjenme decirles que no es algo que vea con frecuencia. Si vamos al caso, que recuerde ahora a las apuradas, he leído Los hombres que no amaban a las mujeres de Larsson y Trilogía de Baztán de Dolores Redondo con protagonistas mujeres, el resto suelen ser hombres, así que recibí el cambio con alegría.
Úrsula López es una mujer llena de complejos. Obsesionada con su peso, cuidando y rompiendo la dieta de forma constante y cargada de muchas inseguridades respecto a su cuerpo, que incluso la llevan a asistir a un grupo de gordos anónimos, es esencialmente una persona infeliz y triste. Se nos van unas cuantas páginas del libro, que no es muy largo, en conocer la vida monótona y gris de Ursula y el tedio de la lectura es tal que refleja a la perfección esa vida de meseta que tiene la protagonista. Honestamente no sé si está hecho aposta pero lo cierto es que encaja a la perfección. Justo cuando el lector está a punto de caer en el tedio absoluto, aparece Santiago, un hombre de negocios al que una dupla de hombres disfrazados secuestra.
El cambio de tono me sorprendió y me tuvo leyendo con atención, expectante a lo que sucedería. Encerrado en un lugar que no conoce, Santiago despierta atado y con los ojos vendados. Sin embargo, lejos de entrar en pánico Santiago y su secuestrador mantienen conversaciones cordiales y tan amables como inverosímiles, creo que ahí faltó un golpe de realidad. Entiendo que el punto era dar a entender que era un secuestro limpio y educado, sin echar mano a la violencia, pero me pareció poco creíble. El punto es, y aquí sí debo aplaudir la creatividad de Mercedes, es que Santiago debe darles el número de teléfono de su esposa para que los secuestradores pidan el rescate y no se acuerda. De modo que, necesitando el número para proseguir con su plan, el secuestrador llama al teléfono que figura en la guía bajo el nombre de la esposa de Santiago. ¿Lo curioso? La esposa se llama Úrsula López y de pronto, el mundo de nuestra triste e infeliz Úrsula da un giro cuando recibe una llamada que claramente no es para ella.
Lo interesante del planteo es que Úrsula, presa de una vida rutinaria de trabajo, psicóloga y dietas, decide seguirle el juego al secuestrador. Accede a encontrarse con él y a partir de allí emprende un camino sin regreso que la relaciona de forma muy particular con el propio secuestrador e incluso con la verdadera Úrsula López, la esposa de Santiago.
Más allá de la premisa interesante, lo cierto es que no me enganchó y no disfruté de su lectura. Se me hizo muy cuesta arriba y si soy completamente sincera lo leí por el compromiso del club, creo que de lo contrario no lo hubiera leído. Es tal el hastío en la vida de Úrsula, su fastidio con el mundo y la rutina en la que está inmersa que me pareció soporífero. Sin embargo, sí debo admitir que me terminó llamando la atención la relación que entabla con el secuestrador, creo que eso le da un punto extra. Más allá de eso, no tengo mucho más para decir si soy honesta.
Creo que el problema es que el foco está demasiado puesto en Úrsula. Sus relaciones familiares, su problema con la comida e incluso su trabajo de traductora o como extra en un programa de televisión se me hizo sin demasiado sentido. Sí, sirven para conocer a la protagonista pero tampoco aportan demasiado a la trama. No sé, ojalá pudiera decirles más, pero no me gustó.
Este libro tiene secuela, dado su final trunco, sin embargo y esto es una queja para con la editorial, deberían anunciarlo en la portada del libro porque de otra forma no hay cómo enterarse de la relación. Me parece que ahí hay un problema de presentación. El punto es que, con una mano en el corazón, no sé si leería la continuación.
En una novela negra espero acción, intriga y crítica social. Acción no hay, intriga apenas y me costó encontrar la crítica social. Respecto a este punto los compañeros del Club me dieron una mano. Cuando yo pienso en crítica social suelo pensar en la parte más política/social del asunto y de eso no hay aquí, por lo que me despaché con eso en la reunión, pero hubo un compañero que me hizo entender que, en realidad, todos los problemas que Úrsula tiene con su cuerpo, la gordofobia del resto, el gusto por los cuerpos perfectos y las inseguridades que ese estándar genera en la mujer promedio es claramente una crítica. No sé por qué me costó verlo tan claro, pero me costó. Sin embargo, el compañero tenía razón y en ese sentido me gustó y, además, creo que ese punto está muy bien logrado. Creo que Mercedes retrata a la perfección las inseguridades de una mujer y eso sí que lo aplaudo.
Me duele decir que no me gustó, pero no me gustó. Siento que le falta un montón de todo pero que, a la vez, tiene cosas bien logradas. Sentimientos encontrados por todos lados. Dos estrellas de cinco para mi.