La vida sin celular

Fui la última de mis grupos de amigos en tener un celular con pantalla touch. Cuando había una reunión, debían mandarme un mensaje de texto para avisarme porque todo se pensaba y organizaba en los grupos de whatsapp y yo, naturalmente, quedaba por fuera. Mi viejo Nokia era un lugar seguro y lo cierto es que le tenía mucho cariño. Servía exactamente para lo que yo lo quería: hablar, mensajear y como despertador, por lo que no le encontraba sentido a tener otro aparato, cuando el que tenía todavía tenía vida útil.

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