Siempre me gustó el cine. Aprendo de él y lo disfruto mucho, pero admito que siempre fui del tipo de persona que veía cine de sábado a la tarde. Aventura, fantasía, romance y policiales siempre fueron los géneros que más me gustaron, pero de un tiempo a esta parte me he dedicado a las películas consideradas clásicas o de culto. Por fortuna, tengo un amigo, un verdadero cinéfilo, que cada tanto me manda a ver tal o cual película y como confío en su criterio, las miro y luego le cuento qué tal me pareció.
Así fue como llegué a Trainspotting. Hacía varios meses, tal vez por la cercanía a su secuela, que me insistía en que la viese y hace unos días, sin mucho que hacer y sin ganas de hacer algo realmente productivo, la vi. Y menos mal que la vi. Trainspotting es una joya del cine. Probablemente esta opinión, porque no quiero llamarla reseña, llegue con dos décadas de atraso, pero poco me importa.